Maín, fue una educadora de los pies a la cabeza. Educaba con el Sistema Preventivo, aún antes de conocer a Don Bosco. En su adolescencia y juventud, Maín desarrolló una labor educativa en la que la dulzura y la paciencia hacían germinar un trato amable y familiar.
Estas cualidades, presentes en Don Bosco y propias de su sistema educativo, llevaron a Don Pestarino, párroco de Mornese, a ver en María Mazzarello a la mujer capaz de interpretar, expresar y vivir el método educativo salesiano.
El encuentro entre D. Bosco y María Mazzarello se produjo en 1864 en un viaje de Don Bosco a Mornese. La convergencia de su estilo y su acción hizo que en 1872 fundaran el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. Sor María Mazzarello fue la primera Superiora General y acompañó a las hermanas con la cercanía y la paciencia que caracterizaba su trato hacia las jóvenes del taller y el hogar.
Maín invitaba a las educadoras a que, corrigieran a las niñas, pero siempre de modo afectuoso y comprensivo. En el taller, en el patio y en todo momento compartía con chicas y jóvenes la presencia de Dios e invitaba con su ejemplo a vivir con humildad, sencillez y alegría.
Nosotros, educadores y familias, cada día tenemos la oportunidad de caminar junto a nuestros alumnos y alumnas educándoles con nuestro testimonio, viviendo en primera persona aquello en lo que creemos y queremos transmitir.
El arte de saber conjugar dulzura y exigencia, amabilidad y firmeza es un continuo entrenamiento para los adultos que supone criterios claros, templanza y dominio de sí. Conscientes de que no siempre nos sale bien, el ejercitarnos en ello nos ayuda a adquirir una forma de intervenir que es en sí misma educativa, propia de nuestro estilo educativo.
La práctica del Sistema Preventivo requiere en nosotros una actitud de fondo: la simpatía y la voluntad de entrar en contacto con los niños, adolescentes y jóvenes. Estamos en medio de los jóvenes como educadores y educadoras (familia y escuela), con una presencia activa y amistosa, que favorece toda iniciativa para crecer en el bien.
Y, con ello, ¡ganamos todos!; experimentamos que el clima de relaciones se fortalece, la incidencia educativa es mucho mayor. El educador se enriquece al estar entre los niños, niñas y jóvenes, pues reaviva su vocación (padre, madre, salesiana, educador) en esta experiencia de cercanía a ellos, en el ambiente de encuentro y de familiaridad. Nos ayudamos mutuamente y juntos hacemos camino.
La Premier League ha votado a favor de establecer reglas de control económico que toparán…
El atractivo paisajístico de los olivares en España ha convertido a sus pueblos en un…
Tras un año y medio en vigor, la nueva ley concursal se vislumbra más adecuada…
Hoy por la mañana en Majadahonda se prevé escasa nubosidad. A medida que avance el…
Dos profesionales sanitarias del Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda, centro público de la Comunidad…
Un joven de 21 años se precipitó accidentalmente desde una altura de 5 metros en…
Esta web usa cookies.